martes, 24 de marzo de 2009

Nosotros, hijos de Esma (Fragmentos)

Julio Paz "Mortencia en los parques de Buenos Aires"


La significación de la desaparición de los desaparecidos en los no desaparecidos. La evocación de un desconocido indescifrable y, más que el desaparecido, más que el desaparecedor, más que el vecino, la evocación de lo sentido pero más allá de la subjetividad, en el encadenamiento de sentidos, en la inexpresividad. Ver, atender y escribir no la psicología sino la fisiología de este fenómeno de la experiencia emocional (…) No es sólo la desmesurada magnitud de lo acaecido lo que excede nuestra facultad de representación, sino también la ilimitada distancia subjetiva. Mediada la desaparición, aislado y perdido el interés de reconstruir el mecanismo en tanto que totalidad y por sus efectos últimos, quedamos como arrebatados de toda capacidad de producción de una representación de todo ello. (…) Y lo que es válido para la representación de lo acaecido, vale de la misma forma para su vivencia. Oscuridad, menor visión y mayor, entonces, desproporción entre lo acaecido lo producido- y lo representado; se oscurecen las razones y las causas del oscurecimiento. Oscurecimiento hasta la desaparición. Época de la desaparición es detención, empantanamiento en el oscurecimiento y en la desaparición. Y nosotros, seres oscurecidos, mantenemos en la oscuridad el oscurecimiento de nuestro mundo, mantenemos en la desaparición la menor sensibilidad y la creciente limitación de nuestra representación. La desaparición prosigue, se reproduce incesantemente. Un sentir insuficiente. Aumentan sus tareas, disminuye su capacidad. Embrutecimiento (…), creciente desfallecimiento, desaparición de nuestra sensibilidad seguida no sólo por la limitación de la capacidad de representación: también desaparece el sentimiento y la consciencia de responsabilidad. Así, sin traslucirse, la desaparición se expande libremente. Bajo la experiencia de nuestra desaparición, sin experiencia ni representación y hasta privados de cierta consciencia de derrota moral. Una desaparición inconmensurable, máquina de la que somos simples piezas; hábitos de máquina; piezas que confunden su aplanamiento con lo pulido. Aún bajo la desaparición; no quedó en el pasado.

Claudio Martyniuk

De: Al olor de Argentina. Buenos Aires, Tantalia/Crawl, 2003.
Las negritas son nuestras.

Lecturas

Francisco Urondo. 1930. Santafesino, aporteñado y fino observador; tierno hombre en el uso de la palabra. Aún en circunstancias donde su poesía ya está encauzada de forma indefectible con su destino personal.A medida que avanzo en la lectura de su “Poesía Completa”, más me gusta el rumbo de su evolución ética y estética. Aún ya en sus primeros poemas, hay una incipiente o lograda realización de su personalidad artística. De su estilo. Cuando llegué al poema “B.A. Argentine”, quedé felizmente apabullado, como si el conjunto de imágenes sonoras del poema me hubiese dejado flotando en un espacio diferente del tiempo.Es abarcativamente bello. Intenso. Ayuno de ingeniosidades. Va del presente al pasado, y del futuro a los resultados de sus deseos, observaciones y recorridos físicos de casi todos los paisajes humanos y naturales que puede ofrecer la historia diaria e íntima de nuestro país. Es más, estoy tentado de no dudar de que vaya a ser uno de esos poemas que como lector agradecido, me va a acompañar el resto de mi vida.Es más, creo que con y en este poema, Paco-poeta, crece, se voluminiza y comienza a correr sin dubitaciones en su propia agua. El mismo caso con las lecturas de “Fumando Espero” y “No puedo Quejarme”. Río Urondiano, en el que se me ocurre que él ya siente lo inseparable que serán su poesía y compromiso político. Ninguno de estas dos facetas de su destino va a ser superior ni someterá a la otra. Paco rugido sensible en las correntadas de sus sueños colectivos.Paco hombre, militante, obsesiones. Remolinos de su manifestación unívoca de lo que ya debía saber hacía mucho de él mismo.Paco no iba a cambiar porque siempre había caminado para llegar a lo que después descubrió que siempre había sido. El que fue. Una hombre-ciudadano-poeta comprometido con la vida futura de su país-mundo- tiempo-existencia que le tocó y no dudó en vivir sin límites, y en lo que iba todo su ser. Hasta con la posibilidad de sumergir abruptamente su vida en la muerte.

Néstor Tellechea

Antonio Di Benedetto (fragmento)

El sol se prodiga sobre la mesa del comedor de diario. Nombrar su bondad forma parte del rito del almuerzo y resulta necesario como pronunciar la gratitud.
Pero no conseguimos proceder igual que siempre. El ruido, continuo, nos compulsa a tenerlo más presente que ninguna otra cosa.-¿Cómo sabe que es un ómnibus? -Le pedí a tu tío que se acercara y viera.El hermano sólo gasta un movimiento de cabeza para avalar su informe. La explicación del trámite está implícita: desde que eso empezó, ella se siente aturdida y molesta y se ha inquietado, a cuenta, por el hijo.Mi tío opina: -No puede durar. Un ómnibus viene y se va.El ruido, presionándome la cabeza, me empuja a cuestionar: -"Viene y se va", eso es una frase. Viene y se va cuando anda por la calle. ¿No se da cuenta que este ómnibus es diferente, que está injertado en nuestra casa? ¿No lo oye, acaso? ¡Claro, no tendrá que soportarlo, usted no vive aquí!...La cuchara, suspendida en el aire, desbordando la sopa -esa única respuesta de la sorpresa de mi tío- achica mi vehemencia y me hace callar, mortificado.En el silencio de los tres, ordeno las razones con que él podría moderarme: yo descargo sobre él mi agresividad y mi cólera y al hacerlo me equivoco de sujeto y me pongo injusto con torpeza; no acato la posibilidad de que el ruido de repente se apague y no regrese, me encarnizo en la suposición de que el problema se ha posesionado del futuro y ya nunca nos dará un respiro; descuido atender que lo normal de un ómnibus es circular por ahí o por allá, siempre afuera, y que un motor en marcha, si el coche no anda, es antieconómico y está sometido, nada más, a una prueba transitoria.Digo, corrigiendo el atropello que también rozó a mi madre: -Bueno, ya pasará; de lo contrario, tendremos un remedio legal para que pase.No obstante, sobre esas mismas palabras me arrepiento, porque es como adquirir el compromiso de entablar una oscura batalla para la cual no me hallo bien dispuesto: denuncias, no sé a quién; comprobación, pruebas, alegatos; la sanción para los otros; para mí, la hostilidad de los culpables, aún innominados. Para mí, el ruido se interrumpe con la segunda porción de la jornada que debo dar a la oficina.De vuelta, la vereda de mi casa marca el límite del recelo: más allá pueden encontrarse planteadas las condiciones definitivas para una lucha
Adentro sólo están mi madre y los benignos ruidos domésticos.No pregunto cuánto más duró aquello. Mi madre no me infiere ningún recuerdo verbal; pero su rostro y sus ojos están fatigados y su administración de la cena denuncia la prisa por llegar al lecho.

De: "El hacedor de silencio"

Mayo del 77

El frío tarda en envolver el aire. El sol es todavía fuerte. El blanco de las casas brilla como en primavera, en plena mañana. Dóciles, los perros trotan junto al cordón. La señora los esquiva e insulta sin ganas. Un vehículo frena antes de llegar a la esquina. La mujer detiene su paso. Mira hacia el Ford Falcon verde modelo 72 chapa Nº…. Parece que quiere correr. La jauría entorpece su camino. Los perros la han cazado .Dos casas más adelante, se abre una puerta. Una calva antes que unos anteojos muy gruesos salen con ímpetu y con el mismo brío se esconden. El ruido de la cerradura se confunde con la acelerada. La bicicleta rueda por la calle. No muy lejos reconoce el auto verde. Se apura un poco más. El vehículo dobla y se detiene. La bicicleta iguala la maniobra. El hombre vacila un momento. Se acerca a la esquina y parapetado en un árbol, observa. Unos hombres bajan a la mujer a empujones. La cabeza cubierta con un trapo. Las manos atadas atrás. El vehículo arranca y se va. Los hombres salen y esperan en la puerta .El hombre calvo vuelve a la bicicleta. El viento le desparrama las lágrimas por las mejillas. Llega a otra casa. Toca el timbre. Un rostro amable de mujer lo invita a pasar. Habla con desesperación con otro hombre que lo atiende con exagerada cortesía. El dueño de casa lo calma ostensiblemente. Le pide que se vaya tranquilo, le promete que él resolverá todo. Luego de despedirlo, llama por teléfono.-Otro paquete…Sí…..tiene la dirección. Decile a esos boludos que se fijen che…No sea cosa que tenga que ir yo a enseñarles cómo hacer el procedimiento.

Jéssica Priano

Negrito Floreal Avellaneda


Hace tres días comenzó el juicio oral contra el General Santiago Omar Riveros, comandante de Institutos Militares en Campo de Mayo, uno de los jefes máximos de la dictadura, integrante de la Junta Interamericana de Defensa (Organismo militar creado en 1942, que respondió a las necesidades de defensa de EE.UU. durante la guerra fría), los oficiales Raúl Horacio Harsich y César Amadeo Fragni, el director de la escuela de infantería Osvaldo Jorge García y Alberto Angel Aneto de la comisaría de Villa Martelli, todos ellos culpables (el veredicto corre por mi cuenta) del secuestro, desaparición, tormento y asesinato del “Negrito” Floreal Avellaneda, militante de la Juventud Comunista, secuestrado por el Ejército Argentino el 15 de abril de 1976, en su hogar, junto a su madre Iris Pereyra, y del que logró escapar su padre, afiliado al Partido Comunista como Iris, y delegado de la metalúrgica Tensa.
Cuando en febrero de este año empezamos a elaborar la idea de Diario de un día, les dije a los compañeros que escribiría sobre El Negrito, una imagen y un dolor que me acompañan desde hace 33 años, y comenté que entrevistaría a la madre, al padre, a los amigos, a los camaradas de Floreal.
Ahora, cuando comienzo a juntar recortes, recuperar recuerdos y revivir sensaciones para escribir esta nota, caigo en la cuenta de que su mamá, Iris, tiene 70 años y que, como su hijo, pasó por la experiencia del secuestro y la tortura, y decido que no, que no los buscaré ni a ella ni a nadie, no los veré, no intentaré hablar con ellos. No despertaré más dolor, si esto llegara a ser posible, buscando una palabra, un gesto, que aporten dramatismo innecesario a una nota sobre la muerte de un joven de 15 años de edad, cuyo cuerpo apareció en las costas uruguayas.
No me moveré, no iré a ninguna parte a ver a nadie, porque aunque no logre expresarlo en estas palabras, aunque sea imposible, sólo quisiera transmitir eso, la inmovilidad, el desamparo, la indefensión, de un joven de 15 años, amenazado, golpeado, atado, torturado. Quisiera poder escribir el tormento y la muerte de Floreal como lo que son, como algo que lo trasciende, algo por lo que pasaron, y pueden llegar a pasar, nuestros hijos, los míos, los jóvenes, cualquier joven. No soplaré sobre el rescoldo del sufrimiento porque si en nuestra justicia venal, esclava siempre del poder, no se juzga a nadie dos veces por el mismo crimen yo no expondré a nadie a pasar dos veces por el mismo dolor, por la misma impotencia, aunque sepa que ya han transitado por allí, que ya han franqueado ese vado de congojas cientos de veces durante estos treinta y tres años privados de justicia. Aunque sepa que otros, como los familiares, compañeros y amigos de Julio López, secuestrado el 17 de septiembre de 2006, bajo la presidencia de Néstor Kirchner, siendo su Ministro del Interior Aníbal Fernández, hoy Ministro de Justicia, fueron salvajemente, inhumanamente, sometidos a bañarse dos veces en el agua del mismo río, como si el tiempo hubiera dejado de transcurrir y viviéramos siempre en un presente imperfecto, interminable.
“…incluyendo el chico de 15 años Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles.”, escribió Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar, que distribuía, aún a la prensa cómplice que no la publicó, el día de su enfrentamiento y muerte, también hurgando en un dolor propio y mayúsculo, en una bronca suprema.
Las fuerzas represivas de entonces, las de hoy, y las de siempre, se ensañan y ensañarán con los jóvenes, asesinan y asesinarán a los jóvenes, como asesinaron a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, el 26 de julio de 2002, cuando Eduardo Duhalde era Presidente de la Nación y Jorge Matzkin su Ministro del Interior, porque la forma de sobrevivencia de este sistema, se basa en el sostenimiento a ultranza del sentido común, de nuestro sentido común, se basa en la repetición neurótica y obsesiva, donde la creatividad, la energía, la novedad, la fuerza, la ingenuidad, la potencia, la sensualidad, la entrega, la belleza de lo joven, así se trate de cuerpos o ideas, es la verdadera amenaza contra las bases de la sociedad que les hemos permitido malformar a los políticos, a esos que votamos repetida, neurótica, obsesivamente, la que permitimos construyeran sobre sangre inocente, la que al derramarse lava, para los perversos de siempre, todos y cada uno sus pecados, la que al vertirse tiñe también nuestra incapacidad para alumbrar un futuro, una sociedad distinta.

Claudio L. Pérez

Rodolfo Walsh


Nuestras clases dominanteshan procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe comenzar de nuevo separada de las luchas anteriores, la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como una propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas.

Rodolfo Walsh






Osvaldo Bayer

ANTE LA TUMBA DE ELISABETH KÄSEMANN (Fragmentos)
"... tanta flor; tanto sueño, tanta esperanza, han muerto".
Ernst Bloch

En un diario de Tübingen, la idílica ciudad universitaria a orillas del Neckar, en la Suabia alemana, apareció el 17 de junio de 1977, el siguiente aviso orlado de franjas de luto: “Tübingen, 16 de junio de 1977, calle Eduard Haber Nº 12. En la jornada de hoy hemos dado sepultura a nuestra hija Elisabeth en el cementerio de Lustanau. El 24 de Mayo de este año fue asesinada en Buenos Aires por cuerpos de la dictadura militar argentina. Dio su vida por la libertad y por más justicia en un país amado por ella. Unidos firmemente a sus sueños, soportamos nuestro dolor con la ayuda de Cristo y no olvidamos la bondad y alegría que ella nos proporcionó en vida. A todos aquellos que piensan en su sufrimiento y en el nuestro, les agradecemos íntimamente. Margrit y Ernst Käsemann.”
Elisabeth Käsemann era socióloga, recibida en la Universidad de Berlín. En 1969 se trasladó a América latina donde trabajó como asistente social. En la Argentina realizó su labor en villas miseria y en establecimientos fabriles.
[…] “No quisiera dejarle la última palabra a los verdugos y militares”, escribió Ernst Käsemann en un artículo sobre el asesinato de su hija Elisabeth.[…] Elizabeth, como Klaus Zieschank, como las monjas francesas, como Dagmar la estudiante sueca y como tantos otros amigos alemanes, españoles, italianos y latinoamericanos volvieron a dar vida en mi país a la tradición humanística de los que nacieron para ayudar. Dar la mano a los débiles. Desesperar por el dolor de los otros. La utopía de la justa repartición de los bienes de la tierra. El prójimo. El semejante. El compañero. La palabra contra la cámara de gas, el balazo, el garrote, la tortura, el golpe avieso contra el indefenso.[…] Como argentinos nos avergonzamos de que sus brutales asesinos tengan nuestra nacionalidad. Allá, en mi patria, vive el general que ordenó el asesinato de Elisabeth. El general ha tratado una y otra vez de lavarse las manos y siempre queda el agua roja y cada vez que se lava nuevamente, más roja aparece el agua. El general tratará por los siglos de los siglos de lavarse las manos. Pero la historia encontrará un Brüghel o un Hieronymus Bosch que pintarán su cara grotesca, sus manos que día tras día se volverán cada vez más rojas. […] Pero tengo un orgullo, un orgullo angustiado, hecho de congoja, pero noble y generoso como una joven vid que crece en mi interior y me ayuda a envolver y a esconder esa vergüenza. Ese orgullo es poder hablar de nuestras mujeres que como Elizabeth fueron vejadas, torturadas y asesinadas por los mismos ideales. Y sé que el mejor homenaje para Elizabeth consiste en nombrar aquí a algunas de los centenares de esas mujeres argentinas, decir sus nombres y recordar así sus sonrisas, sus sueños de futuros luminosos (…):

Liliana Isabel, Blanca Haydeé, Alicia, Silvia Angélica, María Adelia, Maria de las Mercedes, Noemí, Raquel, María Victoria.


[…] Nuestras mujeres. No dejar la última palabra a verdugos ni militares.

Tübingen, cementerio de Lustanau, el 26 de mayo de 1981.De: EXILIO. Juan Gelman y Osvaldo Bayer. Buenos Aires, Legasa, 1984.


Armando Tejada Gómez

Los patriófagos medran en lo oscuro,
beben tedio entre tanto
que va la luz pasando por los ríos,
como un barco lejano

de”Oficio de la luz

Carta de Haroldo Conti a Fernández Retamar

2 de enero de 1976

Roberto, Hermano:
Espero que esta carta llegue a tus manos en alguna forma y que algunos meses después llegue a las mías tu respuesta. Es increíble cómo la distancia nos separa. Este año que pasó casi no hemos tenido señales de vida de la Casa, salvo las formales. Yo sé que ustedes nos piensan más de una vez y esa idea nos sostiene. Nosotros los pensamos casi a diario y necesitamos repetirnos constantemente que Cuba está ahí, en nuestra misma América, y que hay una porción de tierra liberada y ahí están nuestros hermanos.Me dijo Marta que le dijo Gustavo Hernández, de la embajada, que según una carta de Beba yo daba por sentado que este año iba a La Habana. No sé de dónde salió eso pero juro que jamás se me cruzó por la cabeza.Para mí lo que decidan los compañeros está siempre bien porque se hace de acuerdo a los intereses de la Revolución. Así trabajamos aquí noche y día y esto nos salva del individualismo y las decisiones personales tan funestas a menudo. Por otra parte mi mayor alegría es que viaje a allí gente nueva para que eso se conozca cada vez más. Sé lo bien que le hace a los compañeros y ojalá que pudiesen ir todos. Muchos se lo merecen y lo necesitan más que yo, inclusive para salvar sus vidas. Quiero que esto quede claro. En cuanto a la situación aquí, las cosas marchan de mal en peor. Me acaba de informar muy confidencialmente [...] [un amigo] militar, que se espera un golpe sangriento para marzo. Inclusive los servicios de inteligencia calculan una cuota de 30 mil muertos. Esto coincide con las apreciaciones de nuestros compañeros que evalúan la situación constantemente. Desde el punto de vista de la lucha revolucionaria el aumento de nuestras fuerzas es notable y la preparación magnífica. Ellos lo saben. Calculamos que los que van a sufrir el golpe serán los compañeros de superficie, los niveles medios que se mueven a dos aguas. Nosotros ya nos hemos mudado de casa, por imposición de los compañeros, pero eso no será suficiente. En este mismo momento las Fuerzas Armadas están haciendo un operativo rastrillo a pocas cuadras de aquí. Por otra parte nuestra casa, por lo amplia y desapercibida, sirve a menudo de refugio a compañeros que están con problemas. Ahora mismo habita aquí la hermana de un compañero que cayó los otros días en el ataque al Batallón 601 y hasta hace poco vivía uno de los muchachos del Libre Teatro Libre que huyó de Córdoba después de haber caído su departamento en un allanamiento que observó desde la calle, por suerte. Mi Sra., a pesar de su avanzado estado de gravidez, cumple una tarea agotadora de asistencia y atención por caídos y presos. Hay caídos a diario y esa gente necesita atención, mover a medio mundo para ubicarlos y luego que no los maten. Recién nos enteramos que una caída se salvará con 15 millones de pesos como coima y ayer tuvimos noticias de un compañero de Crisis que desapareció hace 15 días. Está vivo, aunque deshecho.Bueno. Otra cosa, para no alargarme demasiado, hermano. Mascaró está prácticamente agotado. Tuvo gran éxito de lectores pero los diarios y revistas no hablan de él por razones políticas. Soy una especie de contagioso. Sé de algunos órganos donde hubo órdenes expresas de ignorarme. Es curioso recibir notas desde el exterior y no tener una sola en mi país. A propósito, me sería de utilidad recibir cuanto recorte haya de La Habana.Crisis reproduce lo que puede y se proyecta una campaña con ese material para la reedición en marzo.A propósito de Crisis, que se vende muy bien y es lo único que sobrevive, Federico Vogelius, su director propietario, piensa realizar para marzo una gira por Latinoamérica.Naturalmente quisiera entrar en Cuba y establecer relaciones con la Casa para ediciones, etc. Si bien es un hombre rico, es progresista y ayuda mucho. Se puede contar con él ampliamente. No hace todo esto por dinero sino que le interesa apoyar toda actividad cultural. Me pide que vea si se puede arreglar su viaje a través de la Casa. Creo que importa.Para terminar. Sudamericana saca un libro con colaboraciones de todo el mundo (Cortázar, García Márquez, etc.) cuyos beneficios serán dedicados a los presos políticos. Se vería con agrado y me piden que te pida una colaboración tuya (poesía, relato, lo que sea) y de ser posible la de algún otro notable (Guillén, Carpentier, etc.).
Te abraza
Haroldo


Una política de Derechos Humanos

El estado democrático (1983-2009), a través de sus diferentes gobiernos, ha insistido en manifestar que disponía y ejecutaba políticas de derechos humanos orientadas básicamente, en distintas instancias judiciales y de diferentes maneras, a la persecución penal de los autores de crímenes de lesa humanidad. Estas políticas, siempre vacilantes y parciales, han resultado ineficaces contrastadas con la verdadera dimensión del drama que vivimos en los años del terror y de las consecuencias que el mismo ha provocado en nuestra sociedad.Una política de DDHH que viniese a restañar heridas y devolver habilidades del cuerpo social debería realizar una revisión histórica de estos derechos y propiciar las acciones políticas y legales conducentes a condenar a los culpables de su violación y a interrumpir la ejecución de los delitos que continúan cometiéndose. El genocidio y despojo de la tierra a las poblaciones originarias es un delito de lesa humanidad cuyas implicancias aún persisten y requieren una inmediata atención que la democracia ha postergado utilizando el tema sólo con finalidad declarativa. Mucho más reciente, en la Carta Abierta de un Escritor a la Junta Militar, un documento indiscutible desde la literatura, la ética y la política, dice Rodolfo Walsh: “El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, …” Las acciones represivas cometidas por el último gobierno peronista y las organizaciones prohijadas por el mismo, como la Triple A, que también incluyeron secuestros, torturas y desapariciones, no han sido ni siquiera enunciadas con la misma fuerza que las ejecutadas a partir del 24/03/76. Como si la acción de promoción de los DDHH y de rescate de la memoria tuviera una fecha de iniciación y más atrás se extendieran un país justo y una historia intachable con plena vigencia de los mismos.Durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner se presentaron mediáticamente algunos gestos simbólicos (descolgar el retrato de Videla, construcción del Museo de la Memoria, etc.), de importancia indiscutible y de ejecución plausible, como si éstos, por sí mismos, constituyeran una política de DDHH acabada.Pero, frente a los 30.000 desaparecidos, los 500 centros de detención clandestina, los más 100.000 casos de detención ilegal y aplicación de tormentos denunciados, la existencia de sólo unos 40 condenados revela tanto la carencia de una política seria al respecto como la voluntad de erigir una imagen de justicia que no se sustenta en los hechos. Los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial parecerían ejecutar una estrategia conjunta para crear una de las tantas ficciones con las que se alimenta el sentido común; se estaría narrando un texto ficcional donde la justicia es la protagonista cuando en realidad se está consagrando la impunidad bajo una apariencia legal . Por debajo de la trama de la novela, el movimiento popular ha jugado el verdadero rol activo de una política de DDHH efectiva, resistiendo a las leyes del Punto Final y de Olvido, y logrando con sus derogaciones los avances más significativos en el tema.Una auténtica política de DDHH, para no repetir el mecanismo de formación de docilidad social ejecutado desde el sistema educativo, debería apuntar no tanto a la memoria puntual de los sucesos, sino a explicitar sus motivaciones. Debería dejar de velar con la rememoración dolorosa, con el retorno a un pasado cristalizado, el sentido que tuvo el genocidio: “Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado (refiriéndose a la tortura, la desaparición, etc.), no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisioncs internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9%... “ (Walsh, Carta Abierta…).

Porque ese pasado está vivo en nosotros, en la sociedad. El poder económico que instauró a la dictadura la ha sobrevivido “El plan económico de Cavallo es un perfeccionamiento del de Martínez de Hoz” , dijo Juan Alemann en 1996. Los alzamientos militares contra el gobierno de Raúl Alfonsín, las voladuras de la embajada de Israel y de la AMIA, el asesinato de Carlos Menem (hijo), la maldita policía, el asesinato de Cabezas, los de Kosteki y Santillán y el secuestro y desaparición de Julio López, entre otros hechos, muestran que ni la inteligencia, ni las redes operacionales, ni los Intereses que instauraron la dictadura han sido desarticulados por completo. Caminamos entre los huecos iridiscentes de los cuerpos sin sepultura conocida, los ejecutores de una violencia sin límites y sus mentores económicos e ideológicos.

“De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda una ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido. De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.” (Walsh, Carta Abierta…)

La falta de límites en el tiempo y las consecuencias de los métodos que denunció Walsh llegan al presente y nos aíslan y enmudecen, nos separan, disgregándonos, impidiéndonos una respuesta colectiva, por ejemplo frente al hambre y la marginación social. También nuestra sustancia humana ha sido machacada por los verdugos y nuestros cuerpos separados, como la piel y los huesos del torturado, del tejido social. Entonces una política de DDHH debería apuntar a recomponer la trama social más allá de la dádiva que se presenta como inclusiva. No son los excluidos los que deben reinsertarse en “la sociedad”, sino la sociedad de los incluidos la que debe ir al encuentro de los marginados. La educación y la cultura son los vehículos ideales para esta tarea si abandonan una el formalismo vacío y la otra los escenarios y las candilejas y acuden a brindarse allí donde haga falta ¿Cómo se transmite de generación en generación lo inconfesable? Se transmite a través de los fantasmas, pero estos fantasmas son una invención de los vivos: “expresión de la laguna creada por el ocultamiento de una parte de la vida del antepasado” (Elina Aguiar). Si una política de DDHH no apunta directamente a llenar esa laguna, nuestros desparecidos corren el riesgo de convertirse en fantasmas para las nuevas generaciones, imágenes apenas recortadas en la niebla que nos recuerdan aquel terror, más eficaces en inmovilizarnos y atemorizarnos que en despertar en los jóvenes la solidaridad y la participación. Este gobierno insiste en hacer con la figura del militante político el perfil del desaparecido, y una política de DDHH honesta, que no necesitara hacer de los restos disgregados de un partido político una máquina preponderantemente electoral, debería decir que el verdadero plan de exterminio que desarticuló el esqueleto social no apuntó a los militantes como tales, sino en función de los roles que jugaban junto a miles de luchadores sin partido, en las organizaciones sociales, gremios, sociedades de fomento, centros de estudiantes, colegios médicos, clubes, asociaciones, etc. Porque se quiso y se logró fracturar los centros y relaciones por los que se estructuraba el quehacer social en un momento en el que los partidos mayoritarios, funcionales al sistema, habían quedado detrás de las ideas y al margen de las acciones por las que avanzaba la conformación de un sujeto histórico en condiciones de disputar el poder real.¿Cuánto hay de defensa y promoción de los DDHH en una política que incorpora a palcos y micrófonos gubernamentales, convertidos en trincheras de otras batallas, a organismos y dirigentes que estaban ubicados, no sólo frente, sino también por fuera y por encima del poder? ¿Es esta la única manera de reconocer sus luchas y sus logros? ¿O se está disciplinando nuevamente a los elementos más activos y eficaces en la defensa de los DDHH y sustrayendo de la esfera de la sociedad civil una temática abierta, de trámite irregular, tras la que se había encolumnado, cuando no sentía que era convocada por aliados del gobierno, una parte significativa del pueblo y de sus organizaciones políticas? Cerrar estas reflexiones con el último párrafo de la Carta Abierta sería sin duda una exageración inmerecida y un golpe de efecto que no se ha buscado. Digamos sí, con Walsh, que somos fieles al compromiso de dar testimonio en momentos y situaciones notablemente distintos a los que motivaron la escritura de la Carta. Y lo hacemos porque no queremos permanecer en un pasado congelado, ni volver a un tiempo donde señorearon la mentira, la indignidad y la muerte. CLP.



Sonia Otamendi "Despojos"

Carta Abierta de los hijos de Roberto Mario Santucho

La decisión del presidente Kirchner de ordenar a las Fuerzas Armadas “que Dispongan todas las medidas que resulten conducentes” para encontrar los restos de nuestro padre y de su compañero Benito Urteaga nos motiva las siguientes tres reflexiones, que hemos conversado con nuestros amigos y familiares más cercanos y que queremos compartir con muchos:
1. Se trata para nosotros de un acto elemental de justicia, que responde a un largo camino de reclamos, denuncias y movilizaciones llevadas adelante por buena parte de la sociedad. Ante todo, entonces, es a esta intensa y sostenida lucha “de la que hemos participado” a la que debemos agradecer.Es cierto que esta decisión pudo no haber sido tomada. De hecho, se trata de una reacción tardía, motivo por el cual quizá no tenga efectos tangibles. Hemos conocido y seguimos padeciendo, en estos años, la aguda cobardía de los representantes y de las autoridades, ya sea disfrazada de realismo, de impotencia o como calculado cinismo. Por eso valoramos esta medida democrática que, junto a los juicios reabiertos contra los responsables de la represión militar, se distingue del fondo de impunidad en el que aún hoy vivimos.
2. Lo que el decreto presidencial explicita es que nosotros todavía estamos buscando los cuerpos sin vida de nuestros padres.No sólo los buscamos a ellos. Junto con Santucho y Urteaga desaparecieron Liliana Delfino, Ana María Lanzilloto (y el hijo que llevaba consigo), Domingo Mena y Fernando Gertel. Sus restos también deben ser encontrados y restituidos.Y no somos los únicos. La mayoría de los treinta mil desaparecidos aún permanecen en ese limbo creado por los militares como una verdadera usina de terror.¿Pero cuál es el motivo de un silencio y un ocultamiento que a estas alturas se ha vuelto terco e irracional? ¿Y qué es lo que se torna evidente cuando toma estado público nuestra búsqueda de ejercer un derecho tan básico? Se trata de la sencilla pero persistente verdad de que resulta imposible cualquier reconciliación.Pues, ¿cómo podríamos convivir con quienes están imposibilitados de asumir las consecuencias de sus actos de exterminio?Si no nos reconciliamos es porque los efectos de aquellas decisiones son irreversibles.La reciente y aún irresuelta desaparición de Julio López destruyó toda ilusión de un final feliz. No puede haber verdadera democracia mientras aquel fondo de impunidad perdure. Y ese fondo no ha cesado de volverse más denso, sobre todo si atendemos ya no sólo a las injusticias del pasado, sino también a las que hoy existen de mil maneras (no menos violentas) en los barrios, las cárceles y en las calles de todo el país.
3. Quizá nuestra última reflexión no se derive inmediatamente del decreto presidencial. Tal vez ello se deba a que se trata de un sentimiento más personal, de poca relevancia en la discusión mediática y en la agenda de coyunturas. Sin embargo, no nos parece superfluo agregarla: nos incomoda ocupar el lugar de víctimas condenadas a ejercitar un reclamo eternamente insatisfecho.La búsqueda de estos cuerpos, para nosotros, forma parte de un anhelo vital. Su eventual hallazgo habilitaría el velorio que todos merecemos.Pero su sentido de justicia más profundo depende de nuestra capacidad para prolongar el espíritu de rebeldía y emancipación que se encarna hoy en los cuerpos que resisten la miseria del poder.

Carta de Ana y Mario Santucho publicada en Página 12 el 8/11/07 en respuesta a la propaganda mediática del gobierno comprometiéndose a profundizar la investigación para tratar de encontrar los restos del líder guerrillero del ERP.

dos poemas de Miguel Ángel Bustos

Qué hay de los muertos

Nada habla de la muerte
tanto
como la boca sin labios
sin aire sin nada milagroso hinchado.
Boca humana
voz humana
ruido caliente vivo en el tiempo.
(30 de septiembre)

Tristeza en donde amo y escribo

Mi país es triste
no habla
muere a media voz.
La lluvia viene y se lleva el día
en humo gris.
Mi país de mil nombres
y mil caras dormidas.
Las calles
el viento donde amo y escribo.
(29 de septiembre)

del libro "Visión de los hijos del mal"



Hilda Paz

La Versión y la Subversión

Nací el 28 de julio de 1978; dos años y cuatro meses después del golpe. Realmente no tengo demasiados recuerdos de la dictadura, en realidad, son solo dos. Un soldado pidiendo colaboración por la guerra de Malvinas y el día de las elecciones que traerían la democracia.
No obstante, hay tres temas, o relatos, que me han marcado desde mi más tierna infancia, la Guerra Civil Española, la FORA y la “Subversión” durante la década del 70; fundamentalmente las acciones del ERP y la muerte de Santucho.
No voy a referirme aquí a la FORA, ya que este tema fue desarrollado magistralmente por Diego Abad de Santillán, ni a la Guerra Civil Española, puesto que los camaradas de la CNT FAI aún hoy, continúan con su lucha y sus reivindicaciones.
¿Por qué entonces, hablar de la Subversión? Pues, porque como ya se ha dicho infinidad de veces, la misma palabra hace referencia a una versión, que está por debajo de la versión oficial y esta subversión es la versión del pueblo. Hubo una subversión entonces y la hay ahora. Bien dicen que la historia la escriben los que ganan, pero la realidad no siempre es tan lineal y la verdad, es que muchas veces la escriben los que quedan.
Hoy en día ostenta el poder una de las facciones que estaba en lucha por esos años, por ese motivo, desde hace ya más de un lustro, vemos con alegría como se persigue a los genocidas, pero nuevamente, las cosas no son lineales y así como observamos eso, también somos víctimas sistemáticas del peor de los engaños, una verdad a medias.
Es cierto que Montoneros combatió a la dictadura, pero por favor, jamás olvidemos que también lucharon y resistieron, el ERP, los anarquistas, los libre pensadores y gran parte del pueblo y no por eso se arrogan el derecho de presentarse como “salvadores de la Patria”. La dictadura nos afectó a todos, incluso a los que éramos demasiado pequeños para oponer resistencia. Causa dolor e indignación, ver personas y agrupaciones que fueron ejemplos de ética y valentía en la resistencia al totalitarismo, alinearse a la nueva “Versión Oficial” y olvidarse de todos los que de una u otra forma se sacrificaron por la causa de la Libertad. Priorizan sus banderas políticas por sobre los hechos históricos, no fueron 30000 peronistas desaparecidos, fueron 30000 peronistas, marxistas, anarquistas, estudiantes, maestros, en fin, personas. Es por respeto a nuestros caídos, a nuestros sobrevivientes y a nosotros mismos, que tenemos que tomar conciencia de la Subversión de hoy, conciencia de esa parte de la resistencia que muchos intentan borrar, se jactan de su lucha contra la dictadura y ahora que han tomado el poder, manipulan la historia con fines totalitaristas, bastardeando de esta manera, la memoria de los caídos y de todos aquellos que han participado y hoy no tienen voz para contar su parte de la verdad.
Es analizando lo sucedido sin atarnos a preconceptos ni a dogmatismos, que vamos a poder entender lo acontecido en esos tiempos y replantearnos y comprender mejor nuestro presente, para finalmente poder proyectar , en forma colectiva, un futuro.
Escribo esto con fines absolutamente políticos, si entendemos la política como la forma en que se organiza un pueblo y toma conciencia de su historia y su porvenir, no hay intereses partidistas, ya que mis banderas son la Libertad y la Igualdad y fiel a mis convicciones solo busco la verdad, o al menos, la multiplicidad de discursos que nos permitan repensar y analizar nuestra Historia.
¡Viva la Libertad!
Federico Pablo Blanco

Algunos, muy pocos, de estos 103 escritoras y escritores detenidos-desaparecidos, habian alcanzado en vida el reconocimiento de sus pares y de los lectores. Otros, la mayoría, vieron coartada violentamente su capacidad creativa, y nos privaron de conocerla, de admirarla y gozarla, de aprehenderla.

Daniel Moyano

Era un violín con un sonido más bien tirando a grave, tipo Guarnerius, de medida un poco mayor que las normales. El que no estaba acostumbrado a él encontraba las notas un tanto desplazadas. La cuarta era de maravilla, como de musgo suave y verde oscuro. Estaba firmado por un artesano de nombre probablemente checo, casi ilegible, Gryga, o algo así, nombre que sin embargo lo sacaba de la triste familia de los violines de serie y lo llevaba a la categoría de violín de autor, por más desconocido que éste fuese. Llegó a la provincia a principios de siglo, desde Chile por la cordillera, o sea a lomo de mula. Lo trajo un húngaro que anduvo probando suerte en esas soledades, en tiempos de mucha escasez. Como las cuerdas eran de tripa, una noche se las comieron las ratas. Del inmigrante húngaro no se supo más, y el Gryga quedó en la provincia, seguro que en pago de una deuda. De la mano de los folcloristas se convirtió en un violín fiestero el Gryga, pasando de las czardas a las vidalas como si nada. Como un checo aindiado se presentaba alegremente en casamientos y bautismos, y en Navidad se asomaba a los pesebres y a los villancicos. En su época folclórica le llamaron El cogote largo, por tener el diapasón (de ébano) casi un centímetro más largo que los normales. Desde que llegó a mis manos lo llamé siempre Gryga , y la gente enseguida se acostumbró. Che, qué bien está sonando el Gryga . Claro, tenía una cuarta muy dulce, y el equilibrio con las otras cuerdas era perfecto, tanto en timbre como en intensidad, a pesar de sus pequeños errores formales. Si no hubiese quedado bajo la lluvia y caído a tierra con las hojas de parra, andando el tiempo hubiera conseguido que la gente dijera Gryga como quien dice Stradivarius. Era sólo una cuestión de tiempo. Hoy nadie sabe qué es un Gryga. No sé bien cómo llegó a mis manos. No recuerdo los detalles. El Gryga simplemente estaba en mi casa, ocupaba un lugar y un peso en mi memoria. Envuelto en seda y dentro de su estuche, estaba. Era el violín que tenía que tocarme, y no otro. Me lo trajo la suerte. Ahora estamos en mejores condiciones de hablar del barco que saca del país a los setecientos indeseables. Me parecía arbitrario empezar la historia por ahí, sobre todo teniendo en cuenta que cuando ellos dijeron mi nombre bajo la parra y yo volví la cabeza desde el brillo del violín y vi sus caras bajo viseras y los fierros negros que sostenían, que no son ni débiles ni milagrosos ni porosos, y ya no pude ver ninguna otra cosa en mucho tiempo, cuando oí sus voces en un tono que no era el de mi provincia, y sentía que ese ¿Rolando? desataba otros hechos, los engendraba en un hágase la luz, en ese mismo momento empezaba a balancearse en el puerto el barco que me sacaría del país, en ese mismo momento ya estaba en Buenos Aires a mil doscientos kilómetros del Gryga, ya me estaba yendo para el otro lado del mar mientras el violín conocía el olor de la tierra en trances otoñales, hormigas y escarabajos buscaban la humedad de las hojas que llenaban sus concavidades íntimas, en ese mismo momento yo estaba pidiendo prestado un viejo caserón de piedras y un invierno europeo y un mar próximo y un faro en tempestades y una lluvia furiosa afuera sobre el jardín sombrío y la aldea dormida para contar la historia mientras el farero de barbas blancas o dolientes hace girar luces sobre mares y desgracias.

Fragmento del “Libro de navíos y borrascas”

Avistaje de barcos

Se solicita por este medio al pueblo de Quilmes su colaboración para hallar los siguientes barcos:

Barón Grampo: Goleta de cinco palos. Liviano, gallardo y extravagante. Construido en 1898 por Laird Brothers, en Birkenhead. Desaparecido en el invierno del 36. Velero fantasmón, montoncito de polvo sucedido que se resiste al olvido.
Juan Nepomuceno: Bergantín foquero, más exactamente un brick, que algunos llaman bricbarca, porque además de los dos palos lleva otro menor a popa para la cangreja.

Fueron avistados por última vez el 4 de mayo de 1976.

Se agradecerá cualquier información al respecto:

diariodeundia@gmail.com






DIARIO DE UN DÍA - Edición del 24 de marzo de 2009

EQUIPO

Sonia Otamendi
Hilda Paz
Claudio L. Pérez
Alicia Silva Rey
Nestor Tellechea


COLABORADORES

Federico Blanco
Julio Paz (desde Milán)
Jessica Priano


ARMADO DE BLOG

Emiliano Pérez


CONTACTO

Se imprimieron 500 ejemplares en papel, tamaño tabloide, en imprenta Tipo, Quilmes, Buenos Aires, marzo de 2009